lunes, 23 de abril de 2007
NUnca te Bañes Sola
NUNCA TE BAÑES SOLA
De Daniel McIvor. Dirección Gustavo Ott
Ficha técnica
DAVID VILLEGAS, CAROLINA TORRES, WILLIAM ESCALANTE.
De Daniel McIvor. Dirección Gustavo Ott
Notas y críticas
Para este servidor, se hace obligante comentar dos montajes que dispares en cuanto a sus tramas y maneras de resolución escénica captaron el interés de propios y extraños. Por una parte, el espectáculo ofrecido para su temporada 2006 -2007 por la conjunción de producción de Texto Teatro y del Teatro San Martín de la pieza “Nunca de bañes sola” del dramaturgo canadiense Mclvor. Una comedia lúdica, que aborda los territorios de disputa (individual, sexual, profesional y, ¡claro está, de amistad) de los hombres que han asumido por años el saberse apegados por diversos factores como ser amigos que se conocen el uno al otro, de tener una estrecha relación de competitividad ante la rigurosidad de la vida social en la que prela no solo la condición de ser apto, preparado y asertivo sino la subyacente situación de rivalizar en las cosas más nimias hasta las más complejas dentro de un sistema que, al parecer impele al más apto a sobrevivir y llevarse el botín.
El autor propone ya no el encuentro formal de un texto donde se discurre un argumento, sino una fórmula de pique / disputa / oposición de dos seres que si bien son “amigos”, deben de rivalizar en una playa, bahía y en un rompeolas y colocar sobre el tapete de lo moral los elementos concientes, subconscientes y hasta psíquicos que ese vínculo de fraterna amistad les hace estar apegados o desunidos. Dos individuos y una mujer desconocida en una playa. El ritual de la competencia se desata y el autor para enfatizarlo acotada la virtualidad del ámbito donde se hallan en especie de cancha donde hay reglas, puntos, normas, que deben seguir bajo el vasallaje de la mujer que antes objeto de su atención ahora es sujeto –arbitro de su oposición de valores.
Teatro de diálogos y acciones rápidas, con presentación de personajes que suman la dinámica de hombres que se pueden canibalizar si se les da la oportunidad y que por más parecidos o semejanzas, uno devorará al otro en un final inesperado, un cierre de argumento casi absurdo que, diría que se puede postergar como abierta interrogante “ad infinitud” del ser que no se cansa por buscar quien es el más fuerte del clan. La antítesis de opuestos es manejada en tiempo perentorio de casi una hora y en la cual la urdimbre de trama queda dada por la imaginación precisa de trece rounds en que cada hombre dispondrá de oportunidades y situaciones para vencer al oponente, pero que sin saberlo, generaran una tragedia en tal disputa.
Con la ágil y sintética resolución de puesta en escena dada por Gustavo Ott, el texto de Mclvor atrapa la atención / expectación del público. Sin adornos escenográficos sino con la simpleza de dibujar un tramado de cancha de juego de playa y en cuyo medio arbitra la mujer del paño y radio amarillo que es objeto sujeto de las intenciones de estos individuos hará que lo dialógico, lo subtextual de los significantes verbales y no verbales, las fuerzas psicológicas de lo lúdico y la astucia del ser que será más apto para salir del asombro genere hacia el receptor (el público) la sensación de que también seamos voyeristas y jueces del destino que en apariencia de revela en esta singular propuesta.
La dirección de Ott hace gala de sapiencia al lograr sumar las capacidades técnico constructivas del trabajo actoral ofrecido en buena perspectiva tanto por David Villegas, William Escalante como por Carolina Torres. Ellos captaron y se compenetraron con ductilidad en la elaboración de un feroz ritmo dramático desde el cual la sincronía de la palabra, la homogeneidad de respuesta de los cuerpos y la connotación subliminal de los entendidos son elementos de comunicación de lo textual y de la edificación de la trama hacia la recepción de varios significantes en eso que es el “horizonte de expectativa” del público.
Un muy interesante trabajo teatral que no solo es colocar en nuestra aprehensión receptiva los gradientes de la amistad, la competencia o la velocidad sino hacernos sentir que hay una propuesta que dice cosas, un montaje que divierte pero que hasta puede patear los entendidos y, básicamente, irse más allá de las convenciones de ofrecer más teatro ligero en un tiempo donde se debe saber optar por textos y puestas que le dejen algo para la reflexión del espectador. No es teatro “es una competencia” nos dice Daniel Mclvor. CARLOS HERRERA "Arumbear"
"No es una obra de teatro, es una competencia..." “Velocidad en escena como pocos saben hacerla ”
“Hay que verla pronto, porque aquí todo pasa muy rápido”
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